Las glándulas mamarias de los felinos se desarrollan como brotes epiteliales a partir de las crestas mamarias,
que se extienden desde la axila hasta la región inguinal.
Durante el desarrollo embrionario, es común que aparezcan más brotes que los que persisten en el adulto.
En general, estos brotes involucionan, pero pueden permanecer dando lugar a mamas supernumerarias.
En la gata doméstica se desarrollan 4 pares de glándulas: par toráxico, par abdominal craneal, par abdominal caudal y par inguinal.
En algunos casos puede aparecer otro par de mamas, el toráxico caudal, aunque no es muy frecuente.
Las glándulas mamarias se localizan en el tejido subcutáneo; en la hembra entera o castrada joven no se distinguen del tejido adyacente, excepto por el pezón.
En la época prepuberal, las glándulas mamarias del animal solo poseen conductos galactóforos y sus primeras ramificaciones.
En estos animales no se encuentran aún desarrollados los adenómeros (unidades secretoras).
Cuando el animal llega a la pubertad, bajo la influencia de los estrógenos ováricos y de la prolactina hipofisiaria,
las unidades glandulares comienzan a desarrollarse. Durante la gestación, bajo la acción hormonal, principalmente el aumento de la progesterona,
se producen importantes modificaciones en las glándulas mamarias.
Durante la primera mitad de la gestación el desarrollo de los conductos y los adenómeros no se acompaña de un crecimiento proporcional del volumen mamario.
En la segunda mitad de la gestación, las acciones hormonales inductoras iniciales son reemplazadas por las de las hormonas placentarias,
entre las cuales es importante la somatotropina coriónica.
Esta hormona induce a las unidades secretoras mamarias a producir el calostro.